“A veces, en las noches amargas, voy al roble de Wotan.
Rodeado de silencioso fulgor,
Para forjar una alianza con los poderes nocturnos.
Las letras rúnicas que hace la luna con su mágico hechizo
y todos quienes durante el día están llenos de impudicia,
¡Se vuelven pequeños ante la fórmula mágica!
Ellos arrojan lanzas de acero pero en vez de dar en el blanco,
Se solidifican en estalagmitas.
Así, los falsos son separados de los verdaderos.
Yo llego a un nido de espadas y doy entonces con mi fórmula
Bendiciones y prosperidad para los buenos y para los
justos”
Se puede observar el simbolismo oculto, el árbol del mundo (el Yggdrasil de los antiguos germanos), Wotan (Dios germano que es también conocido como Odín en la mitología nórdica, equivalente al Zeus griego), las runas, la magia, los poderes de los astros y el cosmos, el deseo de justicia y de separar a los buenos y justos de los que son falsos. Cuando Hitler escribió esto estaba en plena batalla tenia 26 años. No es sorpresa para nosotros que la obra de Wagner inspiró fuertemente a Hitler.
Antes del nacionalsocialismo, el mundo de la metafísica que se encontraba esclavo o subordinado al servicio de la ilusión y particularmente de –la nada-, volvió con el nacionalsocialismo a su mundo original: al del intelecto, al del conocimiento sustentado no sobre un marco sobrenatural o doble-natural e ilusorio, sino por lo natural, aquel amor y aprecio sincero a la naturaleza y el conocimiento del Ser inmanente que profesaban nuestros antiguos sabios.
La lucha continua.
Hace 4 años
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